Una investigación presentada hoy en la Conferencia de Agricultura y Cambio Climático de Nueva Zelanda 2024 ha demostrado que los productores lecheros están un paso más cerca de criar vacas con menores emisiones de metano, ofreciendo una forma innovadora de reducir la huella de carbono agrícola sin comprometer la productividad de la granja.
El estudio, dirigido en conjunto por las principales organizaciones de cría artificial de Nueva Zelanda, Livestock Improvement Corporation (LIC) y CRV, y financiado por el Centro de Investigación de Gases de Efecto Invernadero Agrícola de Nueva Zelanda (NZAGRC), comenzó en 2020 con un ensayo piloto a pequeña escala que incluyó pruebas de metano en 20 toros. Desde entonces, el programa ha seguido evolucionando y, para fines de 2024, se habrán medido las emisiones de metano y el consumo de alimento de más de 1000 toros jóvenes y 393 novillas de un año, con el objetivo de introducir un valor genético de metano en todos los toros de cría artificial de LIC y CRV a partir de fines de 2026.
Los resultados, presentados por la científica principal del LIC, la Dra. Lorna McNaughton, muestran que la variación genética puede influir en la cantidad de metano que producen las novillas y que los toros identificados como emisores bajos de metano transmiten este rasgo a sus hijas. En la primera fase de la investigación, se descubrió que los toros variaban hasta en un 20% en la cantidad de metano emitido por kilogramo de alimento consumido. Durante esta fase, se seleccionaron los toros con las mayores y menores emisiones para producir un rebaño de hijas en Pāmu Farms de Wairakei Estate, Nueva Zelanda, en la meseta central; recientemente se midieron las emisiones de estas hijas.
“A lo largo del programa hemos podido monitorear y medir rigurosamente toros y novillas para confirmar que los toros con bajas emisiones de metano podrían producir hijas que emitan menos metano por kilogramo de alimento consumido”, afirma el científico jefe del LIC, Dr. Richard Spelman.
“Este estudio de prueba de concepto demuestra la variación genética entre toros de alta y baja emisión y ahora esperamos el siguiente paso crítico, en el que mediremos las emisiones de sus hijas durante su primera temporada de ordeño en 2025”.
Para apoyar este próximo paso, se está construyendo un establo de investigación de última generación que permitirá el monitoreo a gran escala de estas vacas lactantes.
“Si bien los resultados de los últimos tres años son prometedores y están estrechamente alineados con nuestras predicciones, esta próxima etapa de pruebas nos permitirá confirmar los hallazgos de la investigación a lo largo de las generaciones”, afirma Peter van Elzakker, gerente de genética de ganado alimentado con pasto en CRV.
Dado que casi la mitad de las emisiones de carbono de Nueva Zelanda se atribuyen al metano, esta investigación ilustra cómo el sector agrícola está trabajando en conjunto para apoyar las aspiraciones climáticas del país.
"Estoy sumamente orgulloso de ser parte de la solución en lo que respecta a los objetivos de reducción de la intensidad de las emisiones y estoy entusiasmado por la perspectiva futura de ofrecer a los agricultores soluciones genéticas con bajas emisiones de metano", dice el director ejecutivo de LIC, David Chin.
“Esta investigación es solo un ejemplo de cómo debemos trabajar juntos y seguir innovando mientras buscamos nuevas formas de abordar los desafíos climáticos y estoy emocionado de ver que el trabajo avance hasta 2025”, dice el director general de CRV, James Smallwood.